CONFESIONES DE UNA OUT GIRL
En un mundo en el que solo existen it girls yo he decidido ser una out girl. En realidad, no lo he decidido, lo cierto es que siempre lo he sido. Recuerdo cuando tenía seis años y nos preguntaron en el cole qué queríamos ser de mayores. Todas mis amigas querían ser princesas, yo, sin embargo, inmortal.
A los 15 años nos lo volvieron a preguntar: mis amigas: modelos, yo: inmortal.
Llegaron los 18, y había que empezar a tomar decisiones, algunas de mis amigas decidieron ser abogadas, otras estudiar medicina, algunas incluso decidieron volar al extranjero para nutrirse espiritualmente en voluntariados. Yo… seguía queriendo ser inmortal. No me malinterpretéis, no es que quiera ser una Edward Cullen y vivir durante siglos, simplemente tengo la necesidad de saber que no pasaré a la historia como alguien que vivió en el siglo XXI y se cargó la capa de ozono, necesito ser algo más.
La única forma que se me ocurrió de conseguir aquello que buscaba (y creedme, busque un montón, pero yahoo respuestas no siempre tiene la solución) fue el cine.
La ficción es eterna. Puedes ver una y otra vez la película de Titanic que cuando la vuelvas a empezar todo volverá a su lugar. En la realidad no existe ningún botón de pausa, ni uno de rebobinar, y eso me produce una frustración casi tan grande como cuando dejaron de emitir Friends.
Dejando un poco de lado mis pequeños, aunque persistentes traumas personales, este blog es para divertirse y cotillear acerca de lo que se cuece en la película, además de para desfogar mi estrés a lo largo del proceso.
Lo siento mis queridos lectores (hola mamá y papá), me serviréis de terapia, prometo compensaros mis queridos psicólogos particulares.
Cada lunes compartiré con vosotros todas las anécdotas que surjan a lo largo del proceso de preproducción de la película. Se aceptan sugerencias, dudas y reclamaciones. No olvidéis vivir a vuestra manera.
Hasta el lunes que viene,
Fdo:
Una out girl.